Entrevista realizada por Sofía Diamante par La Nación, 20 de octubre de 2019. (*)
Sebastian Galiani estudió Economía en la Universidad de Buenos Aires y se doctoró en la Universidad de Oxford. Ejerció la docencia en las universidades Di Tella, San Andrés y Washington, y, si bien actualmente está en la Universidad de Maryland, se tomó un semestre sabático para dar clases en la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi; fue secretario de Política Económica entre 2017 y 2018.
En 2009, Galiani fue convocado a afiliarse al Jameel Poverty Action Lab (J-PAL), un laboratorio de pobreza que crearon Abhijit Banerjee y Esther Duflo, los recientes ganadores del Premio Nobel de Economía, junto con Michael Kremer.
El exsecretario de Política Económica del actual gobierno fue miembro del directorio, director de los programas de Salud y director científico para América Latina dentro de J-PAL hasta que se sumó al gobierno del Presidente Macri.
Luego de su paso por la función pública, en abril de 2018 el economista volvió a dictar clases a la Universidad de Maryland, donde trabaja desde 2012.
En una entrevista con LA NACION, Galiani dijo que «el mundo no confía en el modelo que propone el Frente de Todos y, entonces, cuando aumenta mucho la probabilidad de que el kirchnerismo vuelva al gobierno, el mundo se asusta con la Argentina».
-¿En qué consiste el laboratorio J-PAL?
-Este laboratorio se caracteriza por realizar estudios experimentales. Los experimentos permiten resolver el problema de selección que enfrenta todo estudio empírico que busca atribuir causalidad. Como el objetivo del laboratorio es informar sobre las políticas públicas, se buscó con esta decisión evitar una discusión metodológica en cada estudio.
-¿Son experimentos de economía del comportamiento?
-No hay una limitación a buscar anomalías de comportamiento, que es lo que ha estudiado esa corriente. Un ejemplo es un estudio que hice en República Dominicana, donde había un programa de transferencias de ingresos a las familias más pobres; allí, en vez de transferirles dinero, como pasa con la Asignación Universal por Hijo en la Argentina, se les daba una tarjeta para comprar ciertos alimentos en ciertos almacenes. Lo que el gobierno comenzó a sospechar es que estos almacenes les cobraban más caro a estas familias. Y esto tiene sentido desde la teoría económica, porque los almacenes tenían poder de mercado, porque no había tantos cerca como para que se generara competencia entre ellos. Trabajamos con el gobierno en una solución, que consistía en aumentar la competencia afiliando más almacenes a este programa. Después de seis meses, si entraba algún almacén adicional en un barrio, los precios que pagaban las familias pobres bajaban 6%. Así, confirmamos lo que sospechaba el gobierno y validamos la solución que propusimos.
-¿Cuándo se creó el laboratorio? ¿Ya había ganado un Premio Nobel alguno de sus integrantes?
-Entre los directores y afiliados este es el primer Premio Nobel. El laboratorio se creó en 2003; es bastante joven y creció muchísimo en estos 16 años. J-PAL comenzó con solo seis miembros. Y se expandió hasta convertirse en un centro de investigación global, con 181 investigadores afiliados y 400 empleados en las principales universidades de investigación de todo el mundo. Hay registrados 2900 experimentos que se hicieron o que se están llevando a cabo.
-¿Cómo se explica el resultado de las últimas PASO?
-Si uno compara las PASO de 2015 con las de este año, al Gobierno no le fue peor. Esta vez, el peronismo fue unificado. Ello en parte tiene que ver con la situación económica, que es mala: hay recesión e inflación alta, y eso afecta siempre al oficialismo. Pero no dejó de sorprender a mucha gente el resultado, porque las encuestas no lo anticipaban. Se daba una diferencia razonable a favor de Alberto Fernández, de no más de cuatro o cinco puntos, que estaba dentro de lo que el Gobierno consideraba que podía descontar, dado que entre las PASO y la segunda vuelta se polariza mucho la elección y vota una cantidad mayor de personas.
-¿Cree que el Gobierno puede dar vuelta la elección, teniendo en cuenta que tras las PASO la recesión y la inflación se profundizaron aún más?
-Es difícil hacer un pronóstico, porque al no tener encuestas confiables, se ha perdido la brújula. No sé cómo se está moviendo el electorado, pero están pasando cosas muy interesantes. La primera es que el Gobierno logró reencaminar su campaña y el Presidente Macri está teniendo todos los días marchas muy exitosas, que muestran que hay una parte importante de la sociedad que entiende las dificultades con las que tuvo que lidiar estos cuatro años y está dispuesto a seguir apoyando. La economía empeoró después de las PASO, pero también el Gobierno ha logrado, por lo menos en un sector del electorado, hacer ver que eso es el resultado de lo que ocurrió en las primarias. El viernes previo a las primarias, una encuesta que decía que Macri estaba adelante hizo que la bolsa subiera y que el riesgo país bajara. Luego, una victoria mayor a la que todos esperábamos de Fernández generó lo que pasó después. Y eso también puede llevar a la población a repensar su voto.
-Usted dijo en entrevistas anteriores que a fines de 2019 la economía estará mejor que a fines de 2015. ¿Lo sigue pensando?
-Lo que yo siempre sostuve es que los fundamentos de la economía están mejor. Y lo sigo pensando. Se bajó el déficit fiscal significativamente y se arreglaron problemas serios de precios relativos. Ahora, de las PASO para acá la economía se deterioró de una forma que no anticipaba que iba a ocurrir, porque nunca anticipé que las primarias iban a mostrar esta diferencia a favor del kirchnerismo. Las PASO tomaron por sorpresa a todos los analistas, por el margen que hubo en el resultado. Esto generó un deterioro en la economía, porque el gran problema que tiene la Argentina es que hay dos modelos de país muy distintos y el mundo no confía en el modelo que propone el Frente de Todos. Entonces, cuando aumenta mucho la probabilidad de que el kirchnerismo vuelva al gobierno, el mundo se asusta con la Argentina y eso afecta a nuestra economía. Post-PASO estamos anticipando lo que ocurriría si finalmente gana el Frente de Todos.
-¿El próximo gobierno heredará una situación mejor o peor que la que heredó Mauricio Macri en 2015?
-Creo que heredará una situación macroeconómica mucho mejor en los fundamentos, no en los resultados. El producto per cápita es más bajo y la inflación es más alta. En los resultados no está mejor la economía. En los fundamentos, sí está mejor.
-¿Sigue teniendo relación con el Gobierno?
-Desde que se fue Nicolás Dujovne [exministro de Hacienda] no tengo ninguna relación con el Gobierno, pero lo defiendo mucho en público porque creo que la Argentina tiene dos caminos. Uno en el cual con sacrificio y haciendo las cosas bien, le irá bien. Y el otro es el populismo, que está condenado al fracaso. Las sociedades crecen cuando ahorran, invierten y se integran al mundo. No hay otra forma, no hay magia.
-¿Cree que falló la comunicación del Gobierno para explicar estas cosas?
-Formé parte del Gobierno y no me dedico a criticarlo mientras esta en funciones. Después del 10 de diciembre habrá tiempo para analizar qué se hizo bien y qué se hizo mal. Por ahora, lo importante es rescatar lo que creemos que es positivo.
-Los funcionarios que pasaron por el Gobierno tenían curriculum importantes. Sin embargo, la economía no anduvo como se esperaba. ¿Qué reflexión hace de su paso por la función pública?
-Yo no me incorporé al Gobierno el primer día. Llegué en enero de 2017 cuando ya había un plan antiinflacionario de metas de inflación y ya se había adoptado una estrategia gradual de reducir el déficit.
-Pero usted coincidía con ese programa; de lo contrario, supongo que no habría aceptado.
-Intentar bajar la inflación rápido fue un error y dije varias veces que en 2016 creía que se podría haber hecho más ajuste fiscal. Pero en el momento en que me llamaron, esas dos cosas ya no eran relevantes; ya estaba el costo hundido. Todavía creía que era posible mejorar y el mercado también lo creía, porque hasta abril de 2018 el relevamiento de expectativas que publica el Banco Central decía que la inflación iba a bajar en 2018 y 2019, y que la economía iba a crecer. Las cosas no son blanco o negro. Uno no piensa que, porque una o dos cosas no fueron hechas de la mejor manera, no se tiene que sumar a un gobierno. Mi visión es que cuando a uno lo llama gente con la que tiene una afinidad y cree que puede ayudar, tiene que hacerlo. Me alegra haberme sumado al Gobierno. En los temas específicos en los que trabajé, que fueron todas las reformas fiscales que se hicieron a fines de 2017, creo que fueron exitosas. Pocas veces se logró acordar cuatro leyes como las que se aprobaron en el Congreso, como la reforma tributaria, la ley de responsabilidad fiscal, el acuerdo con las provincias para bajar ingresos brutos y el cambio en la fórmula previsional. Fue un paquete de medidas que estuvo bien pensado y muchos economistas coincidían con esto en su momento.
¿Cuáles son sus cinco libros favoritos?
La riqueza de las naciones de Adam Smith
La insoportable levedad del ser de Milan Kundera
Obras completes de Jorge Luis Borges
¿Por qué es divertido el sexo? de Jared M. Diamond
El mundo como voluntad y representación, de Arthur Schopenhauer
(*) Abreviada.