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Entrevista realizada por Jorge Fontevecchia para radio Perfil, 18 de abril de 2022. (*)

La situación geopolítica mundial, ¿crea condiciones geopolíticas en la que un país como la Argentina termina siendo beneficiado? ¿Algo similar al viento de cola que hubo entre el año 2003 y 2007 en el sentido que la globalización cobra otra dimensión? porque cada uno de los países considera tener integración vertical de los suministros y esto beneficia a países como Argentina.

Está claro que occidente piensa que cometió un error en tener una relación de tanta integración energética con Rusia y que buscará reducir sustancialmente la misma. Creo que ahí Argentina tiene un rol importante para jugar debido a que tiene la segunda reserva de shale gas del mundo y no ha logrado aún explotarla significativamente. Hay que tener en cuenta que el gas licuado cada vez se comercia más debido a que está bajando mucho el costo de transporte y la licuación de gas. Entonces, estamos desperdiciando una riqueza enorme, mucho más en esta nueva situación, en la que además podríamos posicionarnos geopolíticamente a partir de convertirnos en exportadores importantes de energía.

La guerra por ejemplo tiene esto que vos decías que Europa se replantea que fue un error la extrema integración y dependencia energética de Rusia, pero durante la pandemia Estados Unidos se replanteaba que también era un error tener una dependencia de suministros de elementos medicinales e insumos para la industria de la salud. Todos los países han descubierto que la integración de la cadena de suministros tenía que volver a priorizar cuestiones estratégicas. En este sentido, ¿se crean condiciones beneficiosas para Argentina o no? Y me refiero al próximo gobierno, no estoy hablando de la Argentina actual, ¿qué se encuentra?

Hay un debate en Estados Unidos sobre la necesidad de no depender de un solo país en la provisión de insumos. Veremos qué políticas se adoptan para diversificar las fuentes de insumos en sus cadenas de valor. Argentina podría comerciar más, pero para eso tiene que integrarse al mundo y para integrarse al mundo tiene que hacer reformas importantes. Con las condiciones que tiene hoy, con el sistema tributario que tiene, con el cepo y con las instituciones laborales que tiene, para Argentina es muy difícil integrarse al mundo de forma competitiva, sacando los sectores donde tiene una amplia ventaja comparativa como aquellos donde hay recursos naturales involucrados. Por ello enfaticé anteriormente la riqueza energética que tenemos en Vaca Muerta.

¿Podrá encontrarse el próximo gobierno con las posibilidades que se encontró Néstor Kirchner en el año 2003? De poder tener un contexto geopolítico internacional favorable si lo sabe aprovechar, con Vaca Muerta, la minería, el litio, sumado a las exportaciones del complejo alimenticio que crecen año a año y que Argentina no tenga que depender más del stop and go porque las exportaciones argentinas pegan un salto geométrico

Creo que el próximo gobierno puede recibir un contexto económico internacional mucho mejor que el que recibió en diciembre de 2015 y el que tuvo en promedio durante los cuatro años el gobierno de Macri. La cuestión es cuán mal va a recibir la macroeconomía y cuánto tiempo le va a tomar ponerla en orden. Desde el año pasado el país se viene beneficiando de excelentes términos de intercambio. Viento de cola. Tomemos el caso de Vaca Muerta, que tiene un ciclo de recuperación de la inversión corto para la extracción y un ciclo largo para la inversión en infraestructura de transporte. La producción está creciendo pero no se está dando la inversión que necesitamos en infraestructura de transporte. Lo que necesitamos para exportar y para distribuir mejor la producción, incluso en nuestro país, es invertir en infraestructura de transporte. Pero ¿qué es lo que se necesita para hacer inversiones con periodos largos de recuperación? Tener certidumbre sobre la estabilidad de las reglas de juego, y eso hoy no existe en Argentina. Ahora bien, esto excede a un gobierno, porque supongamos que en el próximo gobierno se pone a trabajar en el marco regulatorio del sector energético, algo que se estaba haciendo en el final del gobierno de Macri y que en mi opinión se demoró mucho. En el gobierno de Macri, el sector energético tuvo una política que tenía como objetivo aumentar la producción, y lo logró, pero basado en incentivos discrecionales, dados por la política sectorial. En los noventa, en cambio, los incentivos, que también generaron un boom de producción energética, fueron institucionales. Había un marco regulatorio, leyes claras sobre el tratamiento de las utilidades, impuestos, etc. Eso le está faltando a Argentina. Pero supongamos que viene un gobierno pro-capitalista y hace esas reformas desde el primer día. Todavía tendrá que enfrentar la incertidumbre sobre la sostenibilidad de las mismas. Al igual que durante el gobierno de Macri, la pregunta será cuánto va a durar este gobierno porque si vuelve el kirchnerismo y rompe todas esas reformas, no hay estabilidad posible en las reglas de juego.

Argentina tiene un desafío muy difícil de cara al futuro y lo tiene hace muchas décadas: ¿puede un gobierno no populista gobernar 8, 12 años seguidos como para que un conjunto de reformas fiscales y capitalistas logren hacer crecer la tasa de inversión para que nos dé una tasa de crecimiento razonablemente alta que nos permita crecer y bajar la pobreza? Esos niveles de inversión hace mucho que no los vemos: Digamos 25 puntos del producto. Hoy estamos en 20 puntos y ello no nos permite crecer a tasas elevadas como para hacer el catch up con los países ricos y bajar significativamente la pobreza. Entonces a partir del viento de cola que vos mencionas, para lograr 25 puntos de inversión que nos permitan dar el salto al progreso, hay que crear estabilidad macroeconómica y estabilidad en reglas de juego capitalistas. Un gobierno, por más bien intencionado que sea, lo máximo que puede lograr es que no existan dudas de que mientras dure su gestión, no va a cambiar las reglas de juego. Pero para atraer la inversión necesaria tiene que convencer a los inversores que va a durar más de 4 años o que quien lo suceda mantendrá esas reglas.

Sebastian, clarísimo. Apostemos juntos a que quien gobierne a partir del 10 de diciembre de 2023 pueda llegar a un punto como para que la sociedad pida un consenso de las dos principales fuerzas políticas sobre la estabilidad de las reglas de juego.

(*) Abreviada y editada.